Los orígenes de la danza contemporánea comienzan a finales del siglo XIX como un arte menos perfecto técnicamente, pero más intenso y convincente conceptualmente. Es una disciplina de danza en la que se busca expresar, a través del bailarín, una idea, un sentimiento, una emoción, al igual que el ballet clásico, pero mezclando movimientos corporales propios del siglo XX y XXI.
Se pueden distinguir en los inicios dos escuelas, la Americana (Graham, Limón, Cunnigham y Horton) y la Europea (Wigman, Laban).